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Las tres perlas...

 
 
Las tres perlas…

La noche envolvía con su manto de oscuridad la lúgubre ciudad, que pendía de un haz de luz tan falto de realidad como la sonrisa esforzada de las cantineras del bodegón.
Sueños rotos por doquier frente al vacio muelle de historias contadas en mil ocasiones.
La brisa marina con ese sabor salitre mesclado al olor cuasi nauseabundo de los restos de los desperdicios de las barcas pesqueras ancladas a su vera.
Y el silencio nacido desde la lejanía de un mar, hoy más que sereno.
Es el preámbulo de otra noche solitaria donde los pasos se perderán tras la niebla.
Una que otra luz lejana es el aviso de una partida o una llegada de sacrificados marineros.
Una inmensa luna se devora el último intento de que el sol se quedara reclamando su territorio.
Cuentos de antaño se relatan a la luz de un candelabro,misterio, terror o fabulas tan inciertas como la edad de quien las cuenta.
Tantas camas vacías sin el calor y el aroma del cuerpo ardiente, por estar parados frente a unas ventanas colmadas de humedad delpropio aliento del que impaciente espera.
Solo el vaivén de unas luces colgantes que genera sombras y luces con su antojadizo vuelo.
Algún que otro gato inundando al tejado con su aroma penetrante de su estado de celo.
Y el corretear de otros al percibir la cercanía de las hembras que ronronean, ante de su llamada tan aguda como el llanto del mismísimo diablo.
Adoquines lustrados por el paso de carruajes tirados por caballos, hoy casi dejados de lado por los tranvías y los automóviles.
Unas hojas de unos arboles que se han apresurado con su vuelo amarillento invaden la calle.
Parecen niños como dan giros y corren carreras impulsadas por la brisa de un otoño recién llegado.
Buscando como el búho tras las oscuras copas de los arboles,poder ver mas de lo que realmente puede ver.
Las damas antiguas tiran las cartas, como queriendo predecir que sucederá.
Un paño rojo y un circulo de piedras blancas, unas velas encendidas, y unas manos temblorosas con sus uñas bien pintadas ya reconocen que hoy no será cualquier noche.
Con cierta premura se apresuran a cerrar sus ventanas y dan vuelta cada espejo de sus casas y como corolario de su supersticiosa existencia cuelgan sendas riestras de ajo macho.
Un escalofrío inusitado recorre a cada hechicera en la comarca, que a estas horas están en trance con sus gualichos.
No hay explicación concreta del porque ese sentir las apabulla hasta el extremo de rezar el santo rosario.
Solo será pura superstición en esta noche donde las aves nocturnas giran en círculo hacia la luna.
Son apenas las veintidós horas de una noche de Europa antigua,donde las pasiones se exacerban y los cuerpos desnudos se atraen con demencial deseo.
Los que juegan al encantador juego del engaño aman a su prójimo diciendo muy para adentro el nombre de su amante como instalando el mas bello trío de pasional encuentro.
Y el que esta en las penumbras a la espera solo deja ver al mundo sus facciones de complacencia porque sus manos y su desnudes oculta reconocen con exactitud el preciso momento de liberar el gemido.
Aunque algo pueda estar sucediendo ahí un hombre y una mujer muy lejanos entre si, que sin llegar a comprender porque se desean tanto.
Todavía no se han encontrado, ella tiene entre sus manos su agitado corazón.
El, como si fuera viajero del tiempo tiene tres perlas de un collar incompleto.
Ella, una profunda herida ya cicatrizada en su cuello y en sus uñas aun restos de piel de su amante agresor.
Esto ya ha sucedido, solo que esta noche volverá a caminar sobre los adoquines húmedos un longevo vampiro.
Que va en la búsqueda de su preciosa dama, la cual lo enfrento en tiempo pasado, solo pudo morder ese precioso cuello antes de partir con su cara ensangrentada.
Por las marcas de las uñas de la dueña del collar de perlas,al cual le faltan…tres perlas.
Fin…



 
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vampirius
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